Desde muy pequeña me gustaban las flores y aunque siempre
las disfruté más en jardines que en jarrones, a un buen ramo de flores le
sumerjo la nariz entre sus pétalos y cierro los ojos para llenarme de su olor.
Amores pasajeros tocaron mi puerta con flores de distintos
colores, flores que hablaban por sí mismas, algunas decían te quiero, otras
pedían perdón, entonces comprendí la importancia de las flores en el amor. Las
palabras que se tropiezan en la garganta, bien las pronuncian unas flores con
su olor.
Un
amor que detiene el tiempo con sus palabras, que decora nuestra vida con orquídeas
para inventar un paraíso personal en donde solamente él y yo vivimos bajo la
sombra de un amor que se nutre con la humedad de nuestros besos, que florece y
me hipnotiza cada amanecer.
Los mejores tres meses de mi vida...
2 comentarios:
Qué bonito texto... Quién será ese amor? A ver, a ver!! MMmmm.... Yo diría que tiene cara de pollo. Será?? An
Annie, eres genial; me gusta mucho tu forma de interpretar el mundo. Lo que compartes hoy con tus lectores es, sencillamente, SENSACIONAL. A mí también me gustan mucho las orquídeas; desde la secundaria. Saludos. Bueno, me voy...
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