A veces es necesario hacer una pausa por momentos para conectar. Para poder profundizar en lo que el alma me grita y que a veces, por pena de ser tachada de loca, prefiero callar y no compartir con nadie que no tenga la capacidad de comprenderme.
Entonces saco mi enchufe y me conecto a la tierra, a la madre que me recuerda cómo es que funciona la vida, a los abuelos que me abren los ojos ante las diversas posibilidades de acceder a esa dimensión paralela en la que las cosas pueden ser tan diferentes que asustan.
Mi vida es un continuo analizar. AnalizarME, analizarTE, analizarNOS. No doy un solo paso sin conocerme más y aprender a conocer a los que me acompañan en este efímero viaje de vida. La edad me ha traído sabiduría que no puedo esperar en compartir... Me siento adulta pero no olvido a la niña que vive en mi, que sueña con que las hadas existan y que siente paz abrazando el árbol de la esquina de su casa.
Pedí permiso para llegar a lo que será mi nuevo espacio, he pedido permiso para avanzar y agradecida camino hasta un nuevo futuro que me mantiene ansiosa. Aprendo a disfrutar cada paso hacia la felicidad de lo que viene, aprendo a no perderme en la golosina de la anticipación y aprendo a saborear la espera.
Hoy aprendo, agradezco y dejo ir mi pasado en todas sus formas para que sea nada más que un recuerdo de lo que fui. Hoy aprendo y enfoco mis energías en el presente para que cuando sea pasado no queden remordimientos. Hoy aprendo y no me adelanto al futuro para controlar la ansiedad.
Hoy, en la dimensión que sea, pero HOY.
AlasdeOrquidea
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