La soledad me habla al oído ¿me
recuerdas? Tiempo sin vernos…
Evoco nuestra amistad. Recuerdo haber
vivido con ella colgada en mi ventana como un móvil sonoro cuando al viento
acariciaba.
Tropiezo con los colores de mi vida y me detengo
a pensar, a traer a mi mente distraída en el arcoíris de su día a día, los
momentos que me construyeron las raíces que han crecido de las plantas de mis
pies. Raíces que se amarran al asfalto pero que me dan permiso de volar. No es
difícil ver elefantes de colores, solo basta con quererlo hacer, sirve de mucho
pintarlos y tenerlos libres en un cajón.
Tomé mis colores y pinté como cuando
tenía cinco años, pero sin miedo a salirme de la raya, porque cuando me he salido de ella encuentro caminos maravillosos que de alguna
forma me llevan de regreso a casa.
Hoy coloreo sin importar que
combinen unos con otros, al final confirmo que aunque no
parezca todo puede combinar, es cuestión de paciencia.
Tantos años tuvieron que transcurrir para
entender que las rayas son limitantes y las limitantes no tienen de bueno ni la
sintaxis, que es mejor tocar las estrellas y olvidar que vivo tan lejos de
ellas.
Allí habitan los elefantes verdes y los
rosados y los anaranjados, lo pinto y es concedido, es real, así lo vivo.
Hoy lo entiendo cuando le doy color a un
corazón, que no tiene que ser rojo, pues se matiza con cada palpitar. Como retumba
el mío, derramando luces hasta las puntas de mis dedos, cantando más que
batiendo, entonando una melodía feliz que de un momento a otro me hace llorar.
Pasa la vida en un instante, en un
parpadear universal, somos polvo de estrellas que se difumina sobre el mismo
cielo azul. Mi pasado es un buen recuerdo, el futuro es un bonito deseo, mi
presente son estos elefantes que me ruegan por no ser olvidados, por unirse a
mis mariposas y volar en mi imaginación.
Mi cuerpo ha cambiado, ya no tengo cinco
años pero espero nunca perder las ganas de colorear…
1 comentario:
Waoo!!! en verdad me facina como escribes Annita. Saludosss!!!!
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