*Esta es una continuación de la columna "Y sin embargo se mueve..." del periódico Excelsior en la sección Comunidad del día 28/03/12
He decidido hacer uno de mis tantos
experimentos con Tacones con el fin de alimentar este espacio y de invitar
cordialmente a las redes sociales a que participen más activamente. Hay una sorpresita que se está construyendo en este momento y que
estoy segura que, para los que habitan conmigo en este universo Ciriliano de
amores, pasiones e ideas, será de su
agrado. Pero con el fin de no darle más largas a lo que pronto descubrirán que
tramo, aquí les traigo una nueva forma de dar continuidad y alimentar a algunos
de los temas que trato en Excelsior y que por cuestiones de espacio la
extensión estrangula a mucha información.
Como les prometí en la columna de hoy
comparto con ustedes dos juegos/terapias que pueden hacer en pareja para que su
colchón esté lleno de cicatrices de guerra que abonen el terreno sexual.
Roles
No se me espanten. Jugar a los roles es
más fácil de lo que parece y de hecho una forma muy efectiva de lograr que
ambos liberen las pasiones que tienen amordazadas por diferentes causas. Todos
fantaseamos con diversas cosas, tenemos fetiches que probablemente nos
avergüence aceptar frente a nuestro Cirilo/Cirila y aberracioncillas que
preferimos compartir con sex-buddies más que con nuestra pareja. Sin embargo,
esto es una tontería. El sexo es la herramienta más divertida que tenemos para disfrutar
con nuestro Cirilo y una vez la caja de pandora se abre, estarán impresionadas
de todo lo que se han perdido por pudores que no tienen sentido.
Lo primero es hablar con Cirilo y conocer
nuestras fantasías mutuas para jugar un juego sano. Me voy a referir a las
bases y cada quien tendrá que adaptarlas a su preferencia. Digamos que Cirilo
tiene en mente a una enfermera sexy y a Cirila no le va mal con Grey´s Anatomy
y Dr. MacYumi. Cámbiense los nombres, permítanse jugar como cuando tenían cinco
años e interpretaban diversos papeles en toda la extensión histriónica. Conviértanse
en la enfermera más kinky del planeta
y en el doctor más perverso que ha pasado por el hospital de la perversión. Permítanse
reír, pero no se salgan de sus personajes, sigan adelante con el juego y aunque
al principio podrá costarles trabajo, se darán cuenta que con el paso del juego
será cada vez más fácil y más caliente. No vayan al coito tan rápido, controlen
sus nervios, sepan que nadie los está juzgando, que están jugando para su
placer, tóquense, inventen escenas en las que cada uno pida al otro lo que
desea para ser complacido. Para evitar correr pongan un límite mínimo de tiempo
de juego, diez minutos es un lapso bueno, después de eso pueden devorarse pero
si se están divirtiendo jueguen tanto como quieran, puedan y les de el juego.
Repitan mucho los nombres inventados, de
esta manera su cerebro será engañado sutilmente y le inyectarán mucha candela a
su realidad momentánea. No se tomen nada personal, recuerden que están jugando
y que todo es con el fin de divertirse.
Tengan sexo, no hagan el amor, no se
digan cuánto se aman, eso ya lo saben. Tengan sexo como si fueran realmente la
enfermera insatisfecha que se sabrosea al doctor cada que le pide la fichamédica
de algún paciente; como si el doctor le mirara el escote y las piernas cuando
ella se agacha para alcanzar la ficha. Sólo se gustan, sólo se atraen, nada
más.
Después de jugar, hablen, dense sus
apreciaciones y pónganse una nueva cita para volver a jugar. Recuerden que la
práctica hace al maestro.
Así que ¡a jugar!
Banquete de palabras
Para muchas Cirilas y Cirilos es
complicado hablar sucio, no solo porque les cueste trabajo decir ciertas
palabras que parecieran sonar ofensivas, sino porque no saben cómo lo tomará su
pareja. Para incursionar en el arte de las palabras sucias, que créanme que son
muy satisfactorias a nivel auditivo, lo primero es conocer la tolerancia de
ambos ante esto.
El juego tiene 3 niveles: principiantes,
intermedios, avanzados y, como todo juego que se respete, la práctica los
llevará al tercer nivel victoriosamente. En este juego primero hay que delimitar
las reglas del primer nivel: qué está permitido, qué está prohibido, con qué
palabras les cuesta trabajo –en ese momento– lidiar pues la libido se puede
desplomar ante la intimidación o la incomodidad.
Ella establece sus límites, tanto en
acciones como las verbales. Él también. Con las reglas sobre la mesa busquen en
la cocina todo lo que les funcione para convertir a su pareja en una golosina
viviente: chocolate líquido, miel, jarabes de maple, crema chantilly, helado
etc.
Al ser este un juego de palabras más que
de acciones, tienen que hablar absolutamente todo lo que quieren hacerse.
Empieza uno de los dos quien le va a pedir al otro que le ponga en alguna parte
del cuerpo, algún ingrediente. “Quiero que me untes chocolate en ____________ y
que me hagas_____________.” Estos espacios deben de ser llenados
explícitamente, no se valen señas, procuren no reírse y hablarse lo más natural
y sexy posible. Eliminen los tonos infantiles y las palabras que los remitan a
la infancia, nada de “mis chichitas” o “tu pilín” o “mi colita”, recurran a
palabras que no los agredan pero que sean adultas y sensuales. No caigan en el
coito rápidamente, intenten jugar por lo menos cinco turnos por sesión. Para
convertirse en avanzados no solamente deben jugar mucho este juego sino pedir
cada vez acciones nuevas y convertir las palabras que les parecían muy fuertes
en Principiantes, en un diálogo sensual, sexual y pasional.
¡Feliz coctel verbal!
Anna Bolena Meléndez T.
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